dissabte, 13 de febrer del 2010

Los campos de golf, inconvenientes en su construcción

El día 22 de mayo de 2002, el Diario Información nos sorprendía con una noticia inesperada para muchos como era la ampliación de zonas urbanizables y la reserva de suelo para que se lleve a cabo la oferta de una constructora que proyecta 2.000 viviendas y un campo de golf en Agost.

Ante tal noticia y dado el gran impacto que llevará consigo el proyecto si se llega a ejecutar se plantea la siguiente cuestión: ¿Cuáles son los inconvenientes y ventajas de la creación de un campo de golf?. Esta cuestión deberían planteársela los Ayuntamientos interesados en implantar un campo de golf en su municipio atendiendo a que las previsiones son de construir unos 34 campos en Murcia, 24 en Alicante, 5 en Valencia y 3 en Castellón.

Empezando por los inconvenientes de su construcción, que parece, atendiendo a los diversos grupos ecologistas, son muchos, hay que decir que, en primer lugar, la masificación en la creación de estos campos conllevará importantes perjuicios en cuestión medioambiental como es de suponer al ir todos ellos rodeados de complejos hoteleros y residenciales que, en muchos casos, duplicarán la población de los municipios, como es el caso de Agost, con el consiguiente impacto medioambiental que conlleva el asentamiento de grandes núcleos de población (es necesaria una red de alcantarillado, de alumbrado, y toda una serie de infraestructura que para viviendas de lujo resultan indispensables, todo ello sin contar con el importante aumento de residuos sólidos que conllevaría un asentamiento de grandes dimensiones).

Parece ser que la organización Greenpeace, defensora del medio ambiente, se ha adelantado expresando su rechazo a los nuevos planes de construcción de campos de golf en el levante español que serán regados, en gran parte, con agua procedente del río Ebro. Entramos así en la polémica del abastecimiento del agua. Un campo de golf demanda aproximadamente 1500 litros de agua por metro cuadrado y año. Si la extensión media de estos campos es de 50 hectáreas, las necesidades hídricas se sitúan en torno a los 750.000 metros cúbicos. Todo esto tendría fácil solución si los campos de golf cumplieran con lo referido en su Estudio de Impacto Ambiental, es decir, que fueran regados con aguas residuales, lo que ocurre es que la elevada salinidad y mala gestión que se hace de las aguas residuales en todo levante impide utilizarlas para el riego de los campos de golf, ya que la hierba utilizada en estos campos no puede sobrevivir con agua de tan mala calidad.

Ante esto se plantea la duda de quién controla todo este consumo de agua. En principio la Unión Europea marca unas directrices que todos sus países miembros deben de respetar en materia de Medio Ambiente: hay que luchar por un Desarrollo Sostenible donde todos los recursos naturales sean gestionados de modo responsable. Además hay un elevado número de sanciones para todos aquellos países que incumplan con normas de protección de la naturaleza. La provincia de Murcia fue expedientada por incumplir la normas de depuración de aguas, así como por sus numerosos regadíos ilegales y contribuir a los graves problemas de contaminación de las aguas del sureste español.

Con este aviso a la provincia de Murcia queda patente que el Gobierno Español, tal y como defiende Greenpeace, muestra un total desprecio por los principios comunitarios y continúa con su política de aguas basada en la destrucción de ríos y deltas y la inundación de los valles para satisfacer actividades recreativas que enriquecerán sólo a unos pocos.

El Plan Hidrológico Nacional, salpicado de problemas por el mal reparto del agua y porque muchos ecologistas ven en él intereses ocultos como la construcción de campos de golf en el levante español al proyectar pantanos en los Pirineos para que su agua fuera a parar a las cuencas del sureste como las del Júcar y el Segura, lo que pone de manifiesto que en ningún caso hay un déficit acuífero, solamente un derroche del agua. El sureste español es una zona seca donde clamamos al cielo en época de sequía y tememos a las nubes cuando se aproxima la gota fría, pero sin embargo emprendemos la carrera hacia el derroche. Si se hiciera un reparto equitativo del agua habría para todos, pero claro: ¿cómo vamos a tener agua, por mucho que llueva, si en cada pueblo han plantado más césped que en Escocia?. Parece que tengamos un clima tropical con lluvias torrenciales.

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